viernes, 26 de abril de 2013

Adivinos


  La historia de la humanidad se encuentra repleta de adivinos que han ejercido su intermediación entre los hombres y la divinidad. Para los escépticos todo esto no son mas que un embrollo de supersticiones en la que los hombres buscan a tientas su camino en la oscuridad. Para otros es un campo en el que merece la pena profundizar e intentar sacar a la luz el conocimiento que hace posible la realidad de esta ciencia.



  “Decía Cicerón  en el siglo I AC que no hay nación  civilizada o bárbara que no crea que hay indicios del futuro en el presente y personas capaces interpretarlos.”

  Decía este mismo autor que existen dos tipos de adivinos: Aquellos que poseían el don de la adivinación de una manera natural a través de sueños y momentos de clarividencia de una forma totalmente pasiva por su parte. Y también los  adivinos que para acceder al conocimiento de aquello que nos es desconocido utilizan técnicas aprendidas, como la observación del vuelo de las aves y otras señales en la naturaleza, hechos fortuitos, el seguimiento de los astros, etc..

  Nosotros vamos a centrarnos en este segundo caso en el que la adivinación no nos viene dada sino que es el adivino el que accede a la misma a través del trabajo y del conocimiento. El poder de la adivinación es uno de los privilegios de los iniciados en los grandes arcanos de las ciencias ocultas.

  La palabra adivino ya nos esta señalando por si misma  que proviene de la divinidad. Ser adivino es uno de los dos signos de la  divinidad, el otro es el hacer milagros.

  Todo persona que se inicie en la gran ciencia y que desee entregarse a la adivinación  ha de respetar unas normas básicas sin las cuales esta ciencia  no es posible:

-La  adivinación no es posible si el operante se ve empujado a ella por la fuerza o por la curiosidad de los ignorantes. Los maestros nunca ceden a la curiosidad del vulgo.

-Un verdadero mago nunca  caerá en la tentación de  probar sus poderes ante los demás por orgullo, mantendrá oculto sus conocimientos y los aplicara gobernado siempre por la razón.

-Un  adivino nunca intentará lucrarse o beneficiarse de ninguna manera de su ciencia. Alguien que no es capaz de mantenerse a si mismo por otros medios lógicamente nunca será capaz de profundizar en estos conocimientos.

  El gran poder del adivino se encuentra en su capacidad de ver los efectos que se encuentran  en potencia en las causas. “Uno de los mayores poderes que puede alcanzar el hombre es saber ver en los efectos sus causas y en las causas sus efectos”. Esto junto a un conocimiento profundo de las analogías son la base de la adivinación.

  La imaginación es otro elemento que nunca hay que despreciar en las artes adivinatorias. La imaginación es algo milagroso a través de la cual podemos desarrollar potencialidades que se encuentran en nuestro ser y a través de las mismas ver ‘cosas’ verdaderas.

  Los instrumentos de adivinación (cera, péndulos, bolas de cristal, etc.) no sirven por lo general mas que para fijar la atención y voluntad del taumaturgo en un determinado símbolo con el fin de facilitar el proceso. En caso de existir un consultante tendrá una función catalizadora entre ambas voluntades.

  Dentro de los instrumentos adivinatorios habría que hacer un aparte con
el tarot. Este es el instrumento de adivinación mas perfecto e inspirador que existe. Su poder radica principalmente en la precisión analógica de sus figuras y sus números. Lo que le convierte en un potente instrumento de conocimiento.



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1 comentario:

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